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Entrevista

Àlvar Agustí: "El médico debe tocar a su paciente y eliminar la mesa de su consulta"

"El proyecto de usar lípidos para tratar enfermedades es interesante, pero se deben respetar los plazos y los procedimientos", opina sobre el caso Minerval

Àlvar Agustí: "El médico debe tocar a su paciente y eliminar la mesa de su consulta"manu mielniezuk

-¿Por qué ha participado en el acto con motivo del primer año de la facultad de Medicina de Balears?

-Porque me han invitado (risas). Ahora en serio, creo que Miquel Roca (vicedecano de la facultad) me llamó porque en los 18 o 19 años que trabajé en Mallorca participé en la creación de la unidad de investigación de Son Dureta, en la del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias de la Salud (IUNICS) e intenté en todo momento impulsar la medicina académica de calidad en la comunidad autónoma.

-¿Cómo llegó a Mallorca?

-Me licencié en la facultad de Barcelona y en 1989 me fui un par de años a Estados Unidos. En 1991, Jordi Ibáñez, jefe de la UCI de Son Dureta (hoy ya jubilado) me llamó para montar el servicio de neumología de Son Dureta. Y decidí venir pese a tener mi plaza en el Clínic de Barcelona. Llegué en 1991 y permanecí en la isla hasta el año 2009.

-¿Tenía plaza en el Clínic y se marchó a EE UU?.

-Sí. Este hospital, para tener a profesionales bien formados, ofrece la posibilidad de irse al extranjero un año sabático durante el que te paga el salario e incluso algo más si el nivel de vida del país al que vas es más elevado. Pero tienes que firmar un contrato en que te comprometes a permanecer un mínimo de cinco años trabajando con ellos cuando regreses. Y si incumples esa cláusula, debes devolver todo el dinero que te pagaron cuando estabas en el extranjero.

-¿Y tuvo que devolverlo para venir a Mallorca?

-Sí, pagué mi cláusula de rescisión del contrato como un futbolista. Afortunadamente el Clínic me permitió devolverlo a plazos.

-También montó la Fundación Caubet-Cimera, un Centro Internacional de Medicina Respiratoria Avanzada en el hospital Joan March...

-Sí, fue un proyecto que me ofreció el expresident Matas en el año 2004.

-Allí coincidió con el investigador Daniel Bachiller...

-Sí. Yo a Bachiller no le conocía de nada. A principios del 2000 vino a verme y me contó que se había formado en Estados Unidos, en la UCLA, tenía un currículo muy interesante y acababa de publicar en Nature un artículo científico sobre células madre. Me pareció que podía aportar cosas al proyecto Caubet-Cimera, que se inició también con Soriano y Goicoechea, a los que sí conocía porque había trabajado con ellos en Son Dureta.

-Pero su relación con él se complicó...

-Sí. Enseguida empezamos a tener problemas por su forma de actuar. No aportaba nada y decidía cosas sobre el laboratorio y la investigación como si estuviera trabajando solo. Tuve con él un problema serio de relación y acabe despidiéndole de Cimera. Pero no sé qué tipo de contactos tiene en el CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) y al parecer el Govern recibió presiones y acabó trabajando con ellos.

-¿Fue el motivo de su marcha de Mallorca?

-No. Me fui en el año 2009 por tres razones: La primera, que recibí una oferta profesional muy interesante del Clínic. Me ofrecieron dirigir su Institut Respiratori, un puesto que además estaba vinculado a una plaza de profesor en la Universidad de Barcelona. También pesaron los motivos familiares ya que tenía a tres hijos estudiando en la Ciudad Condal y mi mujer y yo estábamos solos aquí, en Mallorca. Y, por último, porque en la Fundación Cimera había mucho lío. Las autoridades que debían apoyar este proyecto no lo hicieron de forma decidida, faltó respaldo institucional para lo que habíamos pensado, un proyecto más amplio con un edificio mayor y más investigadores. Y con esto no quiero culpar a nadie porque la falta de apoyo institucional se produjo durante dos legislaturas de diferente color político.

-¿Mantiene vínculos en la isla?

-Sí, me encanta Mallorca. Tengo una casa en Fornalutx donde vengo cada verano. De hecho este año he adelantado mis vacaciones y me ha coincidido con la invitación de Miquel Roca para participar en este acto. Cuando me jubile, seguramente pasaré largas temporadas por aquí.

-Hablemos de su experiencia en la UCI, donde pasó nueve semanas y media a causa de una grave enfermedad (síndrome Guillain-Barré) y de la que salió con una visión distinta de cuál debe ser actitud de los médicos con los enfermos y con el convencimiento de que el paciente debe ser el centro del sistema sanitario público. ¿Deben los médicos ponerse enfermos para mostrarse más humanos con sus pacientes?

-Una experiencia como enfermo es aleccionadora y como persona indudablemente aprendes de ella. Te das cuenta que todos tus planes de futuro pueden truncarse en un instante y aprendes a darle importancia a las cosas que realmente la tienen.

-¿No deberían los estudios de Medicina incluir una asignatura que enseñara a los futuros facultativos a empatizar más con los pacientes?

-Básicamente en las facultades de Medicina se enseña lo mismo que en los siglos XIX y XX y habría que repensar los planes de estudio de manera que no se den dos años de Anatomía, que me parece excesivo, y te enseñen a comunicarte mejor con los pacientes. Antes, el mejor médico era el que más memoria tenía, el que recordaba más conocimientos o técnicas. Hoy en día, el mejor es el que es capaz de usar toda la información y toda la tecnología de la mejor manera posible de forma eficaz y segura para el paciente. También al médico se le debe enseñar a hacer más sostenible el sistema sanitario público. Porque no valoramos lo que tenemos. Si yo tuviera que haber pagado mi estancia en la UCI, que lo hago con mis impuestos, tendría que haber vendido mi casa.

-¿Qué opina de política sanitaria de EE UU con la llegada de Trump?

-Que ya estamos añorando a Obama. Al eliminar el Obamacare, Trump ha dejado sin ningún tipo de cobertura sanitaria a entre treinta y cuarenta millones de estadounidenses. Es como si toda la población española estuviera sin asistencia sanitaria.

-¿Qué medidas propone para que la relación entre médico y paciente sea más cercana?

-Tener gestos con él como tocarle. El tacto es un sentido. Está demostrado que cuando le comunicas a un paciente que tiene una enfermedad, en ese momento deja de escucharte, su cerebro piensa en lo que se le avecina. Con un simple gesto como tocarle el brazo puedes captar su atención y que la comunicación sea más cercana. También eliminaría las mesas en las consultas ya que actúan como una barrera separadora.

-También de la UCI salió con la idea de que el médico es importante en el sistema, pero que todos los demás trabajadores sanitarios también lo son...

-Sí. El médico pasa a verte cada mañana y está contigo un cuarto de hora. Las enfermeras, las auxiliares y los fisioterapeutas son los que están contigo todo el día, haciéndote curas, atendiéndote... Los cuidados son fundamentales, tan importantes como los médicos.

-¿No deberían ser las UCIs espacios más humanos?

-Sí. Tras mi paso por ella mantuve reuniones con el director de Obras e Infraestructuras del Clínic y le sugerí que debían ser más espaciosas, más luminosas y, si es posible, aisladas del sonido de los equipos de monitorización de otros pacientes.

-¿Conoce el caso Minerval? ¿Qué opina de él?

-Sí y no debería haber ocurrido. El proyecto de usar lípidos para tratar enfermedades es interesante, pero se deben respetar los plazos y procedimientos. Que una molécula útil se convierta en un fármaco requiere unos 15 años.

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